Listado de la etiqueta: Purificación del corazón

Día 4 «La custodia del corazón (I)»

Estás llegando a todos los rincones de mi vida y eso me da alegría.
Renuncio al móvil y sus seducciones. Solo la herramienta quiero. Renuncio a cada mirada mal echada. A cada silencio que me ha aísla. Al ruido que me hace huir.

Día 3 «La custodia del corazón (I)»

Ven Espíritu Santo. Inúndame de serenidad. Da paz a mi alma. Esta noche hemos estado con unos amigos. Tal y como preveía ha sido convulso. Espero para bien. Creo que he dicho las cosas que tenía que decir. Es verdad que tanta violencia no sé si es necesaria.

La importancia del arrepentimiento (V)

Cuando el príncipe del mal y sus ángeles anidan en vuestro interior, vuestro corazón se convierte en un sepulcro. Si esos pensamientos se convierten en señores dentro de vosotros, ¿acaso no estáis muertos para Dios?

Día 2 «La custodia del corazón (I)»

Agradecido por permitirme comenzar una vez más en mi corazón. Darme tu fuerza y paz. Gracias. Gracias por mis amigos más cercanos. ¿En qué me he fijado hoy? En Ti, en el silencio, en la oración, en el sueño que tengo también por la mañana.

Día 1 «La custodia del corazón (I)»

Vuelve a mí este abismo de dolor. El filo en el que me muevo entre abismo y abandono qué fino es. Quiero dejártelo todo Señor, todo este dolor, mi desesperanza conviértela en anhelo de Ti, mis pensamientos, mis temores, mis incoherencias, mis debilidades y límites. Todo te lo entrego.

El fuego que purifica el corazón (IV)

Un día tres jóvenes fueron arrojados a un horno de fuego por un vil tirano al negarse a renunciar a su fe en Dios. Sin embargo, el fuego que baja del cielo llenaba sus corazones

¿Qué es el corazón? (III)

Ahora bien, dentro de este hombre interior el espíritu es lo más profundo, como el ojo que escruta el horizonte, y es capaz de ver y distinguir a los enemigos cuando se acercan.

Discernir los pensamientos (II)

El que quiera encontrar la paz del corazón deberá combatir. Pues, el alma, bajo el peso del pecado, avanza como a través de un campo lleno de maleza y zarzas. Aquel que quiere atravesarlo tiene que tomar la penosa tarea de abrirse paso a la fuerza.

La custodia del corazón (I)

Un joven monje le preguntó al anciano Macario ¿Cómo puedo tener paz en mi corazón? Cuando comienzo a hacer silencio, miles de imágenes y pensamientos invaden mi mente.