Día 3 «La custodia del corazón (I)»
Ven Espíritu Santo. Inúndame de serenidad. Da paz a mi alma. Esta noche hemos estado con unos amigos. Tal y como preveía ha sido convulso. Espero para bien. Creo que he dicho las cosas que tenía que decir. Es verdad que tanta violencia no sé si es necesaria.