Día 10 «La custodia del corazón (I)»
Aunque solo sea unas pinceladas del día, que estoy cansado. Para que me sigas dando luz y guiando, para ordenar un poco mi mente.
Aunque solo sea unas pinceladas del día, que estoy cansado. Para que me sigas dando luz y guiando, para ordenar un poco mi mente.
Enséñame Señor a compartirme.
Vuelta a casa tras un momento de oración, dándome cuenta de todo lo que haces por mí. Soy lo que soy gracias a Ti.
Lo primero que el maestro Isaac nos enseña es no escandalizarnos de nuestra propia debilidad. Lo que tantas veces pensamos que es nuestro obstáculo a la santidad, en realidad es nuestro camino hacia ella.
Hoy Señor me has vuelto a sorprender. Releyendo el diario y aquel 2019 tan intenso, doloroso y bonito en que fuiste despertando sutilmente mi vida. Qué potencia y vida diste. En el deporte, los amigos, mi director espiritual, la Iglesia, mi mejor amiga, una alabanza constante por todo lo que me regalabas.
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, rezaba hoy el sacerdote al apoyar tu Cuerpo eucaristía sobre mí.
No están siendo días sencillos. La situación en casa se hace cuesta arriba, muy cuesta arriba. No problematizo, pero poco más que mantener la calma y reza es lo que hago. Lo pago por momentos con las personas con quien convivo. Creo que están peor por cómo estamos en casa.
Señor sigue conquistando a mis amigos. Te doy gracias por ellos. Guíales.
Estoy peor con algunas personas, más saltando, y mostrando mucha dureza con ellos. […] extrañeza y distancia enormes.
No me sueltes de la mano.
Abandono todo mi ser en ti Dios mío.
El maestro dijo: “La purificación del corazón hace inquebrantable el espíritu del hombre, y le vuelve apto para recibir el estado que busca. La oración es la conversación de nuestro espíritu con Dios.
Hoy te doy gracias Señor, por tanto. Estoy lleno de agradecimiento.
Ayúdame a custodiar mi corazón.
Distracción en el trabajo, pero veo que esta tensión decidiendo custodiar el corazón es el camino más adecuado para seguir creciendo y poniéndote en el centro. Pues voy teniendo la tensión de renunciar, de dejar vació en mi corazón solo para Ti.
No debéis poner vuestra seguridad solamente en las Escrituras de tinta, pues la gracia de Dios inscribe las leyes del Espíritu y los misterios celestes también sobre las tablas del corazón, y el corazón es el que manda y rige todo el cuerpo
Estás llegando a todos los rincones de mi vida y eso me da alegría.
Renuncio al móvil y sus seducciones. Solo la herramienta quiero. Renuncio a cada mirada mal echada. A cada silencio que me ha aísla. Al ruido que me hace huir.