Hoy Señor me has vuelto a sorprender. Releyendo el diario y aquel 2019 tan intenso, doloroso y bonito en que fuiste despertando sutilmente mi vida. Qué potencia y vida diste. En el deporte, los amigos, mi director espiritual, la Iglesia, mi mejor amiga, una alabanza constante por todo lo que me regalabas.
Hoy día de intenso trabajo. Dos horas y media de conversación con mi primo. Bonitas. Qué corazón tan necesitado tiene. Sírvete de mí Señor si así lo quieres. Soy tu siervo.
Rosario a la vuelta. Reinicio, por fin, en casa, volver a empezar.
Yo me abandono en Ti. Hazlo todo. He sido muy franco en lo que hace falta para estar bien. Abrazo y perdón. Aceptar lo que el otro piense y aceptarle por quién es, con lo que tiene y piensa, aunque eso implique la diferencia, especialmente nuestras cruces.
Llegar a casa. La alegría de los que me esperan en casa y su deseo de estar conmigo.
Un compañero que le ha pedido al P. Pío por mí y mi decisión respecto al trabajo.
El abrazo, la mirada y sonrisa en casa. Jugar todos juntos. Un poco de risas. Un poco de descanso mental.
Gracias porque me sigues cuidando Señor.
Que yo sea una sombra de tu Luz y tu actuar en mí.
Renuncio al móvil y sus seducciones. Enséñame a trabajar y a realizar las tareas que me toca hacer en cada momento.
Te entrego mis ensoñaciones que me alejan de Ti. Que Tú seas el objeto de todo mi pensamiento. María intercede por mí.
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