Hoy te doy gracias Señor, por tanto. Estoy lleno de agradecimiento.
Ayúdame a custodiar mi corazón.
Gracias por la vuelta con un gran amigo. Por poder haber hablado con él un rato. Gozar de la naturaleza y del esfuerzo físico […].
Gracias hoy especialmente por el rato de lectura de mi diario. Me está llamando mucho la atención. Ver cómo me has ido atrayendo hacia Ti con tanta fuerza y sutileza. Estando ahí, pero dejando que fuese yo quien abrazase y aceptase tu amor.
Esto me parece releyéndome. Y me doy cuenta de nuevo del bien tan grande que es el deporte para mí, escribir, leer o las amistades que me acerquen fuertemente hacia Ti […]. De nuevo un profundo agradecimiento por ello. Y una pretensión menor también creo yo.
Distracción en el trabajo, pero veo que esta tensión decidiendo custodiar el corazón es el camino más adecuado para seguir creciendo y poniéndote en el centro. Pues voy teniendo la tensión de renunciar, de dejar vació en mi corazón solo para Ti.
La tarde difícil. He huido un par de veces. En el móvil y el ordenador. Es difícil estar en casa. Te pido por el encuentro de esta noche. Dame palabras y sutileza. Dame perseverancia en los gestos de fidelidad que nos proponemos los amigos. Es impresionante cómo ha cambiado la semana, incluso con toda la dificultad y distancia que hay con los cercanos, gracias a la oración, el silencio y dejarte, por tanto, actuar.
Gracias Dios mío, no me abandones.
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